Los sombreros

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Historia de los sombreros Rafa Nadal con sombrero mexicano FotoAbierto Telcel
Rafa Nadal tras conquistar el Abierto Mexicano Telcel 2022. (Foto: Abierto Mexicano Telcel).

Nacidos para cubrir la cabeza proporcionando sombra, la etimología de la palabra procede de la alteración de la voz latina umbra.

A lo largo de la historia, egipcios, etruscos, griegos y romanos, vieron la conveniencia de protegerse de los rigores del clima, estableciendo como complemento habitual los petasos, de fieltro y ala ancha que sujetos por un cordón colgaban hacia la espalda cuando no estaba sobre la cabeza. O los pilos sin ala y en forma de cono truncado. También el birrete cuadrado era típico de los estudiantes de la Edad Media. Y en la literatura, en el Poema de Mio Cid, puede leerse: «Con un sombrero que tiene aquel buen Félez Muñoz, que era nuevo y reciente, que de Valencia sacó…»

De ser una prenda exclusivamente masculina, fue en el siglo XVIII, cuando las damas comenzaron a usar los sombreros, sencillos a diario, y ostentosos para las grandes ocasiones. Todo un lenguaje no verbal se estableció entre hombres y mujeres en torno a los sombreros y su uso social, estableciendo normas de cortesía y protocolo. Distintos nombres y distintos usos para los caballeros: bombín o sombrero hongo para todos los días y acorde al traje, y de copa para circunstancias fúnebres o fiestas, también acompañado de otros complementos elegantes. El sombrero fedora, los tocados con velo o sin él, con plumas o flores para las damas, y las famosas pamelas que, según la ocasión, permitían más ostentosidad, pero solo se podían usar para evento de mañana. Aunque hubo una época a principios del siglo XX donde algunas mujeres mostraron su diferencia quitándose la prenda de la cabeza: fueron las llamadas “Sinsombrero”, pertenecientes a la Generación del 27 y ese fue su gesto para reivindicar sus méritos ante la sociedad.

Ahora la cuestión es ¿sabes que hay sombreros muy especiales?

Se trata de los seis sombreros. Una herramienta muy efectiva de comunicación y razonamiento que fue desarrollada por el psicólogo maltés Edward de Bono.

Una técnica que invita a pensar, a dirigir el pensamiento en seis direcciones diferentes según el color del sombrero imaginario que lleves en la cabeza. Es decir, si el sombrero es blanco las cosas pueden verse desde un punto de vista objetivo, neutro y vacío de sesgos; si es negro nos daremos cuenta que ciertas cosas pueden salir mal, no funcionar o no acontecer de la forma que nosotros pensamos; si es verde estaremos atentos a la originalidad, la creatividad, a cruzar fronteras, a hacer posible lo imposible para alcanzar objetivos; si el sombrero es rojo la emoción está servida y nos ayuda a sentir la vida desde el corazón y el universo emocional;  cuando el sombrero es amarillo somos capaces de aplicar un enfoque de pensamiento lógico y positivo; y cuando es azul hay tranquilidad, equilibrio y autocontrol.

Ahora, mezclando moda con desarrollo emocional, puedes elegir cuál sería el color del sombrero que mejor se ajusta a tu forma de vivir, y para ayudarte en la decisión, unas cuantas frases:

“¿Por qué alguien debería asustarse con un sombrero?”, Antoine de Saint-Exupéry (escritor francés).

“Los sombreros de fantasía te dan la posibilidad de soñar”, Philip Treacy (creador de sombreros americano).

“Nunca trates de usar un sombrero que tenga más carácter que tú”, Lance Morrow (escritor americano).

“Que tus sombreros vuelen tan alto como tus sueños”, Michael Scott (personaje de ficción de la comedia The Office).

Pilar del Campo Puerta

(Documentalista y escritora)

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