El nivel del aire exterior es de 400 ppm (partes por millón), y un valor entre 500 ppm y 700 ppm sería un valor aceptable, aunque si se llegara a 800 ppm, habría que ventilar de forma obligatoria. No es necesario instalar un medidor en cada aula, ya que se pueden utilizar las denominadas aulas testigo, que permiten definir el comportamiento de la concentración para clases similares en superficie y ocupación.
Las orientaciones que plantean la Comunidad de Madrid van de la mano de lo que ya contó a Boadilladigital el decano del Colegio de Químicos de Madrid y vecino de Boadilla del Monte, Ricardo Díaz, y que los lectores pueden escuchar gratuitamente a partir del minuto 6.20 del pódcast.
Se recomienda la ventilación natural cruzada en los espacios cerrados para evitar la transmisión del COVID-19, así como la reducción de aforos y uso de mascarillas. Por ello, se considera necesario abrir las ventanas 15 minutos al entrar en un aula o la ventilación continua en aseos.
En la inmensa mayoría de las dependencias y aulas donde se desarrollan actividades docentes es posible generar la ventilación natural cruzada, ya que disponen de ventanas o puertas exteriores. Dado que los 15 minutos al inicio y al final de cada jornada y durante el recreo no es tiempo suficiente para ventilar, es necesario abrir ventanas y puertas cuando también estén las clases ocupadas. En el caso de registrarse temperaturas invernales extremas, es mejor realizar un mayor número de ventilaciones más cortas en lugar de tener las ventanas parcialmente abiertas.
El Gobierno regional ha recordado que los centros educativos de la región construidos después de 2007 cuentan con un Sistema Integrado de Ventilación (SIAV) que garantiza la calidad del aire, aunque no sustituye la ventilación natural que debe realizarse en las circunstancias actuales.