
A principios del siglo XX el cuidado de la imagen femenina y los trucos de belleza de la Belle Époque arrasaban dejando a un lado la imagen cuidada y sumisa de la mujer.
A partir de los años 20 y a la par que Coco Chanel comenzaron los grandes avances en moda, belleza y nuevas formas de vida. Una nueva era para la mujer que estaba surgiendo y que fue el preludio de la reivindicación femenina.
El mercado de la belleza de las mujeres fue también un paso importante en esta reivindicación femenina, en busca del atractivo personal; para ello existían casas comerciales que ofrecían “milagros” con aparatos y métodos que hoy en día tildaríamos de “inquisidores”, pero que eran venerados hasta por las actrices de la época y nadie dudaba o casi nadie, de su eficacia.
Un sinfín de inventos ofrecían cambios radicales en el rostro y el cuerpo, que iban desde: cosmética de infarto (productos más bien tóxicos), pasando por complejos y hasta disparatados artilugios (que algunos podrían reflejar las terapias actuales), terminando por maquinaria de fitness para el modelaje corporal.
Sobre los “ungüentos” faciales tomaremos nota, realizando en otro artículo destacada mención de ellos, porque son dignos de recopilar y leer. Analizaremos si realmente cumplían.