Ginés García Beltrán, máximo representante de la Iglesia en la Diócesis de Getafe a la que pertenece Boadilla del Monte, tiende la mano al Gobierno para colaborar en el bien común, aunque recuerda que el Estado está obligado a respetar y garantizar la libertad.
El prelado señala en su carta pastoral que los fieles no deben tener temor “a la insignificancia o a la invisibilidad, al rechazo o al menosprecio” ante las medidas que pueda adoptar nuevo Gobierno, aunque reconoce una “preocupación expectante”.
“En estos días he oído muchas veces la misma pregunta: ¿están los obispos preocupados ante este nuevo Gobierno? Si se entiende por preocupación la actitud ante lo desconocido, o ante el cumplimiento de los planes de la izquierda, repetidos en todas la campañas y propuestas de gobierno sobre un laicismo excluyente, o frente a la libertad religiosa, que no es sólo profesar mi fe, sino vivir según ésta, la concepción del hombre y de la vida contrarios al derecho natural, o la defensa real de los más pobres, sin olvidar el papel de las iglesias y religiones en una sociedad democrática, podemos decir que hay preocupación expectante”, destaca.
Según el obispo de Getafe, la Iglesia estará permanentemente dispuesta al diálogo con los poderes públicos. “Siempre tendrá la mano tendida a la colaboración en lo que respecta al bien y al desarrollo del hombre y de la sociedad, como tendrá una palabra de denuncia cuando los gobiernos no respeten este bien”, afirma. Sin embargo, recuerda que “el Estado y la sociedad están obligados a respetar y garantizar la libertad de todos”.
“La Doctrina Social de la Iglesia ilumina la imagen del hombre y su vida en sociedad. Creemos que el hombre es criatura de Dios, de ahí que no esté en nuestras manos disponer de la vida, ni poner en peligro o menospreciar la dignidad del hombre, construyendo una imagen de la humanidad a nuestra medida o a la medida de una ideología. Creemos también en el bien común que mira y defiende a cada hombre y la vida en común, especialmente a los más pobres”, dice.
El prelado pide a la oración “por España y por los que nos gobiernan, para que a todos llegue el amor de Dios que cambia los corazones y los hace a imagen del suyo”.
También ha apuntado a que “los católicos tenemos que ser hombres y mujeres de esperanza, instrumentos de esta virtud. Aunque tengamos motivos para desesperar, no perdamos la confianza, seamos presencia esperanzadora en medio de la sociedad. La presencia del Espíritu Santo nos da la sabiduría y la fortaleza que necesitamos para vivir en medio del mundo como testigos de Jesucristo”, afirma.