Javier Urra explica cuál es el contexto de los actuales adolescentes para comprender mejor su situación y ayudar a un colectivo sobreprotegido desde la infancia.
El psicólogo y primer Defensor del Menor se adentra en su libro ‘Adolescencia: la edad de los grandes cambios’ en el complejo mundo que tienen que vivir los adolescentes actualmente.
Parte de la base de la definición que la Organización Mundial de la Salud; el periodo de cambios biológicos, psicológicos y sociales que comienzan y terminan en la segunda década de la vida.
Sin embargo, hoy en día, con las nuevas tecnologías, los jóvenes viven esta fase de una forma distinta a generaciones anteriores; desde cómo se relacionan socialmente, hasta cómo ven el mundo.
Actualmente, las juventudes tienen nuevos intereses. Viven inmersos en redes sociales que usan con maestría, según Javier Urra: «la importancia relativa que atribuyen a los amigos y conocidos ha disminuido». Del mismo modo, son los primeros en reconocer que el uso de la tecnología tiene tanto ventajas como inconvenientes: valoran la facilidad de comunicación con sus seres queridos, pero advierten que pueden promover los malentendidos y problemas personales, apunta el psicólogo.
Su uso excesivo de redes sociales puede acarrear como consecuencia el descuido de las relaciones presenciales, a la deshumanización de las conexiones y al olvido de su verdadero valor
Internet para ellos es, tanto una fuente de información como de ocio. Disfrutan de compartir contenidos, poner en común memes, usar videojuegos online y de aprender de sus intereses con vídeos de YouTube. Recuerda que ya vimos en ocasiones que no tienen ningún problema en ayudar a los más mayores a utilizar Internet de forma responsable, como contó en esta noticia Boadilladigital; un grupo de jóvenes se ofrecía a dar clase de ‘uso del móvil’ a los ancianos de Boadilla del Monte.
Urra recalca que en estas edades tan tempranas, el uso excesivo de redes sociales puede acarrear como consecuencia el descuido de las relaciones presenciales. Esto puede llevar fácilmente a la deshumanización de las conexiones y al olvido de su verdadero valor.
El uso responsable, en un contexto multiplataforma, es necesario para un desarrollo normal. Ya que han ganado tanto valor en su día a día, hay que enseñar a los jóvenes a consumir contenido sano y nutritivo. Mayo Clinic narra en este artículo algunos ejemplos de redes sociales más o menos sanas.
Aquello que los jóvenes callan
A pesar de ser tomados como una generación frágil y libertaria, cuentan con un gran interés en cuestiones sociales y medioambientales. Están muy concienciados en los valores de igualdad, respeto, cariño y dignidad, sumado a que se han convertido en los mayores defensores de nuestro planeta, indica.
También son los más afectados por enfermedades mentales, trastornos de ansiedad, depresión y problemas de autoestima. En ocasiones, hasta abusan de sustancias para evadirse, lo que lleva a la necesidad de programas de control como el de la Comunidad de Madrid, según contó este periódico en esta noticia. A día de hoy, con tanta sobrecarga de información, no es extraño que entren en patrones de comportamiento tóxicos o que lleguen a idealizar cosas insanas por modas, como es el caso de los vapers.
Los aspectos a los que dan mayor importancia son la salud (81 %), la familia (74 %) y la educación (68%), seguidos de la igualdad de género, la igualdad social y el medioambiente.
Lo que muchos necesitan en el fondo para sentirse mejor es simplemente amor y apoyo de sus familias. Muchos adolescentes consideran lo más importante de la vida la salud, la familia y la educación, pero se sienten lejos de sus allegados por la incomprensión. Urra cuenta que los padres, en ocasiones, tienden a sobreproteger a los hijos para evitar situaciones peligrosas, sin darse cuenta de que les están impidiendo desarrollarse correctamente.
Como su núcleo de desarrollo social, apunta a que las familias deben actuar como un marcador de límites y un mentor sobre las diversiones y obligaciones, pero no como un tirano. «Esto solo aleja emocionalmente a los adolescentes y les impide conectar con el resto por la desconfianza».
Es una etapa complicada para todos reconoce, pero no tiene diferencias insalvables, en su opinión. Y la receta del psicólogo es un poco de cariño y comprensión, que ayudarán a nuestros adolescentes a ser más felices y crecer en entornos más sanos, donde puedan buscar refugio y sentirse acogidos mientras transitan por el paso hacia la edad adulta.