Los gatos caseros, aquellos no acostumbrados a entrar y salir libremente de casa, a veces que se escapan y suelen desorientarse. Además, los dueños sufren mucho su ausencia, tal y como nos relata una vecina de Boadilla del Monte, pero existen medidas para que el pequeño animal vuelva.
No hay un motivo claro de porqué los felinos castrados se marchan, puesto que no tienen celo. Es probable, si tienen la oportunidad, que al ser tan fisgones se aventuren a conocer y que hagan homenaje al dicho «la curiosidad mató al gato», pero no tendrán en cuenta los riesgos.
Los problemas principales para ellos son la falta de costumbre a la calle, los ruidos, la gente, otros animales y peligros que, en la comodidad del hogar, no han experimentado. Todo eso hace que se desorienten tratando de buscar un lugar seguro, unido a que cualquier cosa les distrae o les despierta curiosidad, lo provoca que no la mayor parte de las veces no sepan volver a casa.
La ventaja para los propietarios es que como los gatos no están acostumbrados a hacer ejercicio y necesitan dormir mucho, una vez encuentren un sitio donde esconderse y en el que haya cerca comida, se quedarán ahí, de manera que será muy difícil que se desplacen hasta la otra punta de la ciudad, motivo por el que no tendrán que ir muy lejos para localizarlos.
Ahora bien, como dueño hay diferentes cosas que es posible llevar a cabo y, por suerte, la comunidad gatuna siempre está dispuesta a ayudar.
Medidas que se pueden tomar
Una de las principales acciones a llevar a cabo, antes de que el animal se marche, es ponerle chip (que es además obligatorio en la mayoría de ayuntamientos en España). Cualquier veterinario, así como las policías locales, lo primero que hacen cuando atienden a gatos o perros encontrados en la calle es comprobar si están identificados.
Elaborar un cartel es importante para que se hable del animal, si tiene chip, el nombre, etcétera. Si sólo se puede imprimir en blanco y negro, hay que indicar el color del felino; añadir características como «tiene una mancha naranja en la pata«. En las fotos elegidas es muy importante que se le vea bien la cara y aquello que se ha indicado que le diferencia del resto. A parte de todo eso, habrá que poner un medio para que contacten con el dueño (correo electrónico o teléfono).
A continuación toca difundir el cartel, si el lector posee redes sociales, o algún familiar o conocido, ha de hacer uso de las mismas, ya que la gente de la zona comenzará a compartirlo y alguien puede haberle visto.
Informar a las protectoras de animales cercanas de que se ha escapado tu gato ayuda, puesto que apoyan en la búsqueda y difusión del póster. Otros sitios más que recomendables son las clínicas veterinarias, por si hay alguien que se encuentra con el gatito y decide llevarlo a revisión, como le pasó a la vecina de Boadilla del Monte, Victoria Ruiz, que ha contado su historia a Boadilladigital, o a diferentes comercios de la ciudad, en donde se puede colgar el cartel.
No es recomendable pegarlos en farolas o lugares públicos, ya que los barrenderos están obligados a retirarlos, por lo que no servirá de mucho.
Es aconsejable salir a buscarle con comida o un juguete que haga un ruido conocido para él; si está escondido y lo escucha, tal vez se acerque, a pesar de no haber garantía de que el amo pase cerca de donde este se encuentre. El alimento se puede dejar cerca de su hogar, igual no se ha ido demasiado lejos y un día está ahí, encantado de poder llevarse algo a la boca.
Los gatos caseros castrados no suelen quedarse en las zonas de los callejeros puesto que estos no les aceptan y los hogareños se sienten amenazados.
Como cuidador hay que intentar no perder la esperanza, insistir en las redes y actuar cuando alguien llame diciendo que le parece haberlo visto.
Una historia real con final feliz
Victoria Ruiz, ha contado cómo vivió la escapada su gata Atenea durante el confinamiento domiciliario el pasado abril de 2020. «Jamás olvidaré el día que me desperté y no estaba por ningún lado«. Rápidamente se puso en contacto con protectoras que le indicaron cómo confeccionar el cartel, lo difundió día sí y día no por sus diferentes cuentas en redes sociales.
«Fueron dos meses de sufrimiento, no podía salir a buscarlo pero lo hice, aunque después de una multa no me atreví a pisar la calle. Durante las semanas recibía llamadas de desconocidos o le llegaban fotos de gatos que, con toda la buena intención, otras personas confundían con Atenea. «He de decir que me preocupaba que le hubiera pasado algo, porque nadie daba con ella».
Para alegría de Victoria, a finales de mayo, se levantaron un poco las restricciones y ya podía salir a buscarle, además las llamadas aumentaban. «La gente estaba realmente implicada«, ha indicado con un tono de agradecimiento a la comunidad vecinal.
Hasta el punto estaba preocupada por su compañera gatuna que un día soñó con ella. «Soñé que ya estaba en casa y ese mismo día me llamaron de la clínica veterinaria más cercana a mi casa preguntándome si yo era la dueña de Atenea«, explica mientras se emociona al recordar ese momento.
Resulta que un chico le había estado dando de comer, le gustaba mucho la gata porque, según dice su ama «es muy cariñosa y quería quedársela», por eso la llevó a la clínica. «Para la pena del chico mi niña tiene chip. Por eso creo que, aunque nuestros pequeños no vayan a salir de casa, es muy necesario ponérselo; es imposible saber si se va a escapar tu gato o no, pero sin duda, esto aumenta muchísimo las posibilidades de encontrarle», recomienda Victoria a todos los que tienen este animal en casa.
El lector que haya perdido a su mascota puede estar tranquilo y no perder la esperanza, ya que hay relatos de gatos que aparecen después de un año sin saber nada de ellos.
Cristina Orbañanos