Javier Siegrist: «ojalá que la Iglesia responda al reto que ha supuesto el papado del papa Francisco»

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Papa Francisco recién nombrado en marzo de 2013 ok
Francisco recién elegido papa, el 13 de marzo de 2013.

Tras la primera parte, publicamos la segunda y definitiva reflexión del párroco de Santo Cristo de la Misericordia de Boadilla del Monte, Javier Siegrist, sobre el legado del papa Francisco, fallecido el día 21 de abril después de 12 años de pontificado.

En cuanto a los documentos del Papa, si uno mira las encíclicas, la primera es heredada del papa Benedicto XVI, ‘Lumen fidei’, es bonito ver como Francisco inició un papado en el que siente que es heredero de otro. Entiende que es continuación de Benedicto. De hecho, fue consultado en varios momentos por Francisco.

Sus encíclicas nos hacen ver un Papa que ha entendido que deben ser documentos con los que habla al hombre actual, casi como documentos pastorales, de diálogo con el mundo. Por eso las encíclicas ‘Laudato sí’ y ‘Fratelli tutti’, en las que podemos estar todos de acuerdo; busca en qué puntos de la fe la Iglesia puede tender la mano al hombre actual. Por eso la preocupación por el mundo, la ecología y esa fraternidad universal. En su propio testamento termina diciendo que ofrece sus sufrimientos de este último tiempo por la paz del mundo y la fraternidad universal de los hombres. Esto es algo muy bonito que nos hace entender cómo funciona el corazón del papa Francisco.

Asimismo, ha ejercido su ministerio por medio de las exhortaciones apostólicas, documentos magisteriales que aparentemente tienen menor fuerza impositiva o vinculante. En ellas destacan ‘Evangelii gaudium’, en la que él se presenta como un hombre que es pastor de la Iglesia, que lo ha puesto Jesucristo al frente para pastorearla y quiere llevarlo a cabo con el gozo del Evangelio. Quiere que hagamos un examen de conciencia y repasemos nuestra propia vida a la luz del Evangelio y tratando de ser fieles al Señor para tratar de extraer el gozo del Evangelio. Hay una parte, las tentaciones de los agentes de pastoral que es magistral; dice que no nos quiten la alegría de la evangelización, que no nos quiten el gozo del Evangelio, el valor misionero y un montón de cosas que son preciosas al final de cada punto.

Quiere que hagamos un examen de conciencia y repasemos nuestra propia vida a la luz del Evangelio

Luego también la exhortación posinodal  ‘Amoris laetitia’ donde muestra la alegría del amor verdadero. Fue muy controvertida porque con una sinceridad muy grande y sin miedo a la verdad hace ver como en nuestras comunidades hay gente de todo tipo, con vidas muy rotas y distintos accesos a la verdad y al amor; y cómo la Iglesia, sin ceder en la verdad, tiene que tender la mano a todos los hombres. Esto es muy bonito; no adueñándose de la verdad, pero tender la mano a todo hombre que con una vida más o menos rota se acerca al Señor.

En la exhortación ‘Gaudete et exsultate’, que fue preciosa, mostraba la santidad de la Iglesia como el corazón de las Bienaventuranzas pero siempre viendo la verdad de la Iglesia en el sentido más puramente juaníco, en su proyección hacia el prójimo, o sea, el amor de Dios se ve en la verdad del amor al próximo; si la iglesia no tiene el amor al próximo, no vive la verdad del amor de Dios. Quien dice que ama Dios al que no ve y no ama al próximo al que ve, es un mentiroso y la verdad no está en él, decía San Juan. El papa Francisco ha querido vivirlo totalmente.

Después en la exhortación a los jóvenes, ‘Christus vivit’, él hacía ver cómo seguimos a un Cristo que está vivo.

Pienso en dos claves del papado: el discernimiento como herramienta para poder volver siempre al Señor y la parresia

Hay muchas claves dentro del papado Francisco, pero yo pienso ahora mismo en dos: el discernimiento como herramienta para poder volver siempre al Señor y no vivir una vida que me aparte de Cristo, porque a veces buscamos la excusa de estar siguiéndole, para luego acabar haciendo lo que nos da la gana, y el discenimiento nos lleva siempre a medirnos con la verdad del Evangelio.

En segundo lugar, la parresia, una palabra que ha recuperado de la tradición y que gracias a Dios nos ha vuelto a recordar. Es la valentía del apóstol, que no se asienta sobre sus propias capacidades sino en la fuerza del amor de Dios que le ha elegido. Es decir, confío en la elección del amor de Dios no en mí mismo.

Otras exhortaciones nos hablan de la confianza, de esa relación con Jesucristo vivo que nos lleva a desafiar la realidad actual y a no tener miedo en meternos en temas que a lo mejor son escabrosos para la Iglesia pero que es necesario que afrontemos. De hecho, otra de las claves del papa Francisco es no tener miedo en colocarnos frente a modos distintos de pensar. En ‘Evangelii gaudium’ también nos decía que quería liberar a la Iglesia de sus criterios un poco europeos que no son propiamente del Evangelio. Eso le lleva a entender otros modos de pensar diversos.

El papado Francisco se expresa en las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad

Finalmente, yo diría que en todo el papado Francisco ha pretendido estar envuelto en la relación con Dios, en el amor de Dios. Esto se expresa en las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Primero dio la encíclica heredada de Benedicto XVI, de la luz de la fe, y apoyado en ella, él ha querido vivir su pontificado, a la vez que con una vivencia muy fuerte de amor de Dios. Creo que el documento estrella del papa Francisco ha sido la bula ‘Misericordiae bultus’; es una clave definitiva para entender su papado.

Y finalmente con ‘Spes non confundit’ , con la que ha querido dejar a la Iglesia con una mirada de esperanza sobre el mundo y no una mirada desesperada que a veces tenemos en la Iglesia.

A lo largo de su pontificado ha ido hablando de distintos aspectos y buscando distintas figuras en el Evangelio que muestran un camino de confianza muy grande en el Señor y que hace ver que él ha tenido una relación muy estrecha con Jesucristo y con el Evangelio y que ha vivido metido en esa contemplación permanente del Evangelio, algo que sabemos por sus largas horas de oración que hacía antes de iniciar cada día.

Ojalá que la Iglesia responda al reto que ha supuesto el papado del papa Francisco. Si cualquier papado hace que la Iglesia tenga que reflexionar durante el tiempo posterior, para tratar de adaptarse y responder a ello, creo que el del papa Francisco, más que ninguno porque ahora falta que nos coloquemos frente al Señor para ver con sinceridad la verdad de mi vida cristiana, si de verdad estoy respondiendo al Evangelio, o si lo he convertido en una posesión mía que me ha llevado a interpretar distintas cosas que no son propiamente del Evangelio.

Javier Siegrist

 

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