Pese a que fuentes del Ayuntamiento informaron de la intención de adquirirlas para la Policía Local en 2022, ahora esperan a que la «Comunidad de Madrid apruebe el reglamento que regule su uso».
En enero de 2022 fuentes del Consistorio explicaron a Boadilladigital la intención de comprar pistolas táser para la policía boadillense. Algo más de un año después indican que «la adquisición esta pendiente de que la Comunidad de Madrid apruebe el reglamento que regule su uso». Recalcando que las adquirirán tras su aprobación, y no creen que tarde mucho en estar.
Esta situación se produce mientras tiene lugar una fase formativa en la que los agentes de diferentes policías municipales de la región reciben instrucción sobre su utilización. Como ya se mencionó, se trata de un proyecto autonómico que tiene como objetivo que todos los de nuevo ingreso sean capaces de poder utilizarlas desde el primer momento.
La Policía Municipal de Madrid fue la primera en emplearlas; algo más de 150 pistolas desde mediados de diciembre de 2020, aunque no fue hasta septiembre de ese año cuando las tuvieron que utilizar para reducir a un hombre drogado. Todo ello sin haberse aprobado el reglamento de uso del que habla el Ayuntamiento de Boadilla del Monte.
A día de hoy la única normativa autonómica que menciona las pistolas táser es el artículo 111 del Reglamento Marco de Organización de las Policías Locales de la Comunidad de Madrid. Se refiere a ellas como dispositivos electrónicos.
En nuestro país, se encuentran reguladas bajo el amparo del Reglamento de Armas del año 1993, aunque los protocolos de uso no son comunes y cada Policía aplica los suyos.
Origen y letalidad
Estos dispositivos fueron creados en Estados Unidos y dan una descarga eléctrica de hasta 50.000 voltios con una duración de cinco segundos; al dispararse del cañón salen dos electrodos rematados por anzuelos que penetran en la piel y se clavan en la musculatura, lo que provoca contracciones de los músculos e inmovilizan al sujeto.
La propia compañía estadounidense que las creó y las vende en más de 100 países, reitera con no son letales. Algunos estudios apuntan que sí pueden conllevar consecuencias para la salud, sobre todo a efectos cardíacos. No obstante, organizaciones como Amnistía Internacional relacionan el uso de estos dispositivos con algunas muertes, pero sobre todo denuncian un abuso y mala utilización.
Sindicatos policiales y Guardia Civil las reclaman abiertamente porque consideran que es un mecanismo adecuado para su defensa.