Algunos de ellos se encuentran en la residencia Virgen del Pilar. En julio han aprovechado para celebrar los cumpleaños de Pilar (102 años) y Pepe (98), positivos ambos, que en el caso del varón estuvo incluso en la UCI. «Tenemos mucho que aprender de nuestros mayores y aquí, una vez más, son modelo de superación», dicen desde el centro.
Son muchas las noticias que nos han llegado en los últimos meses a nuestros teléfonos móviles y tabletas, a los ordenadores personales y de trabajo, a través de la televisión, así como a través de los distintos medios de comunicación físicos y digitales, y la mayoría de ellas giran en torno al gran reto de nuestra época: la pandemia de COVID SARS-19.
Muchas veces entablaba dificultad encontrar noticias positivas en una situación tan
excepcional. Y son una vez más las personas mayores quienes llegan a darnos, no sólo una
lección de vida, sino, además, de esperanza, como lo sucedido en la residencia Virgen del Pilar, de la localidad de Boadilla del Monte.
Es conocido por todos que un sector de la población especialmente vulnerable ante el
coronavirus es el de las personas mayores. El aumento espectacular de la esperanza de vida que los países de occidente han experimentado en las últimas décadas lleva asociado también un aumento de patologías crónicas asociadas al envejecimiento, que hace especialmente complicada la situación en pandemia, por efectos directos e indirectos del virus, como medidas de confinamiento, aislamiento social, etc.
Con todo, hay datos que animan a la esperanza. En la residencia Virgen del Pilar, en Boadilla del Monte, varias personas de más de 100 años (y otros tantos que esperan cumplir esta redonda cifra en los próximos meses) han superado la enfermedad, con mayor o menor dificultad. Algunas de ellas, demostrando anticuerpos en prueba serológica, sin presentar síntomas propios del virus.
El dato más alentador es que, en todos ellos, su grado de autonomía (gran medidor de la
calidad de vida) es similar al anterior a la situación de confinamiento y pandemia, en parte
gracias a los programas terapéuticos de intervención desarrollados en la residencia, tanto en habitaciones, durante el confinamiento, como a posteriori, al recuperar los espacios comunes (salas de actividades, cine, gimnasio, jardines, biblioteca, etc) y demás zonas de esparcimiento social, respetando siempre las medidas de prevención propuestas por la CAM y las propias, iniciadas meses atrás y que el equipo de VDP lleva a cabo día tras día con esmero y dedicación.
Este mes de julio han celebrado el 102 cumpleaños de Pilar (positiva asintomática) y
esperan retomar con la mayor brevedad posible los talleres de teatro y baile que tanto echa de menos Pepe (de 98), al que la enfermedad obligó a recibir cuidados de UCI.
«Son sólo dos ejemplos de cómo el ser humano es capaz de reponerse ante las dificultades y los retos que nos plantea la existencia. Y decimos reto porque hay mucho más allá de las muertes o las convalecencias, hay un cambio de vida y de mentalidad y de cómo entendemos la manera de relacionarnos. Tenemos mucho que aprender de nuestros mayores y aquí, una vez más, son modelo de superación», afirman desde la residencia Virgen del Pilar.