¿Qué sería de mi perro si yo fallezco?

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Es a la pregunta a la que quiere dar respuesta la protectora de animales El Refugio, que ha puesto en marcha el Proyecto Edén.

El objetivo según han contado es «brindar la posibilidad de que las personas que se inscriban en esta iniciativa, tengan la tranquilidad de saber que si algún día fallecen, El Refugio se hará cargo de acoger, cuidar y querer a su perro, así como de buscarle una familia que lo adopte, para que nunca le falte el amor y protección que merece». Por el momento, los gatos no están incluidos en el mismo.

Se trata de un «compromiso» que esta protectora adquirirá de «forma gratuita», con quienes se adhieran al proyecto.

Los interesados en formar parte tienen que ser mayores de edad, tener la nacionalidad española y residir en la Península, ya que para casos en Canarias y Baleares, sería necesario alcanzar algún tipo de acuerdo previo para la resolución del traslado del perro).

El número máximo de perros por persona que se pueden incluir en el Proyecto Edén es de dos, deberán estar debidamente identificados con microchip a nombre quien se sume al mismo, y con sus cartillas sanitarias actualizadas.

Como requisito legal, será imprescindible legar en testamento notarial, la propiedad del perro a la protectora El Refugio. El motivo es que actualmente no existe otra fórmula legal que permita garantizar la custodia del animal, puesto que para la ley española cataloga que un perro es una ‘cosa’.

Tras la inscripción, esta protectora se hará cargo del cuidado del perro, y de la búsqueda de la familia adoptiva que garantice su felicidad, en caso de fallecimiento del titular.

Quienes quieran formar parte del proyecto, deben escribirles un e-mail a elproyectoeden@elrefugio.org adjuntando un teléfono de contacto.

El origen de esta iniciativa fue el caso de un hombre al que le quedaba poco tiempo de vida como consecuencia de una larga enfermedad y decidió dejar a su perro en El Refugio para que alguien se hiciera cargo de él. «Cada vez son más las personas que, aun no padeciendo ninguna enfermedad, sienten la inquietud de preguntarse qué sería de su perro si algún día ellos faltan». Para esta protectora se trata de «un problema del que no parece haberse percatado la administración pública, puesto que ni comunidades, ni ayuntamientos, tienen contemplado ningún tipo de protocolo de actuación para estos casos».

 

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