Desde el 3 de julio y hasta el próximo 4 de agosto la popular Bibiana Fernández se pone en el papel de una actriz retirada de los escenarios a los 70 años a la que sus hijos, aspirantes a directores, quieren convencer para que vuelva a actuar.
La obra de teatro ‘La Señora’, protagonizada por Bibiana Fernández, destaca en el madrileño Teatro Pavón de la mano del actor, director y guionista Pablo Quijano. Se trata de un alegato a favor de la ficción como el mejor aliciente para soportar la realidad.
La actriz, que ha trabajado con directores como Pedro Almodóvar, Fernando Trueba, Manuel Gutiérrez Aragón y Álex de la Iglesia, entró por la parte trasera del patio de butacas y subió al escenario donde la esperaban los dos jóvenes actores actores, Xoán Fórneas y César Vicente, que interpretaban a sus hijos. Ahí comienzan a interpretar la historia en la que la madre (Fernández) vuelve a los escenarios después de muchos años en los que censuraron su obra, ‘Las criadas’, de Jean Genet, la cual no pudo representarse nunca. Eso la marcó, la gloria que pudo ser y no fue, lo que sumergió en una gran tristeza por una carrera banal.
Son sólo tres personajes pero no es ningún problema porque en todo momento cautivaron al público. A ello se suma una escenografía que va cambiando, incluso aparece una televisión con imágenes de aquella que nunca se estrenó. Todo muy realista y con una destacada iluminación, de la mano del dramaturgo Ernesto Caballero.
Quijano hace alusión al montaje de Genet y recuerda el que hizo en 1969 Nuria Espert de ‘Las criadas’ de la mano del director argentino Víctor García, un hito del teatro español que estuvo a punto de no estrenarse a causa de la censura.
Estableciendo un paralelismo entre aquel hito y el presente, en ‘La Señora’, los hijos de la actriz, que la han escuchado desde niños interpretar el texto de Genet en casa, quieren crear un espectáculo de radical contemporaneidad con su madre como protagonista. Pero los tres acabarán enredándose en un hilo de secretos y manipulación.
Los personajes van cambiando, sobre todo ellos, que empiezan a ser un poco más egoístas. Esto hace que a su madre le dé un bajón ante el rumbo distinto que toman, todo ello en un final totalmente inesperado, pero que hace que la obra sorprenda y merezca la pena.
