Aunque de momento estas medidas se encuentran dentro de las recomendaciones, Isabel Díaz Ayuso ha planteado a los hosteleros establecerlas como obligatorias en los establecimientos de restauración.
El objetivo, como explicó el martes en un encuentro por videoconferencia con el viceconsejero de Salud Pública y Plan COVID-19, Antonio Zapatero, y representantes del sector, es evitar la transmisión del virus por aerosoles en los lugares cubiertos, donde se ha demostrado que se pueden producir un mayor número de contagios.
El CO2 se genera por la respiración de las personas, con lo que en espacios cerrados tiende a incrementarse. El nivel del aire exterior es de 400 ppm (partes por millón), y un valor entre 500 ppm y 700 ppm sería considerado como aceptable, por lo que, en caso de llegar a 800 ppm, la ventilación sería obligatoria. Si la concentración de CO2 en una habitación sobrepasa las 1.000 ppm indicaría una mala ventilación y habría que ventilar de inmediato y al máximo posible.
El Gobierno autonómico está estudiando la posibilidad de que se instalen con carácter general sensores de CO2 en espacios como restaurantes que suelen ser utilizados durante una hora o más por grupos de personas, que, además, en este caso, se quitan la mascarilla para poder comer o beber. También ha analizado la posibilidad de colocar filtros purificadores de alta eficiencia.
Reserva obligatoria y sello de excelencia
Por otro lado, se está estudiando también que sea obligatoria la reserva en la restauración para tener localizado un número de contacto y poder facilitar el rastreo en el caso de que fuera necesario si hubiera contagio por COVID-19.
También dejaron caer la posibilidad de instaurar en el sector una etiqueta de buenas prácticas o sello de excelencia que garantice el cumplimiento de normas de seguridad y que quede patente que los espacios ofrecen todas las garantías posibles.