La cifra se ha incrementado 0,7 puntos respecto al primer semestre, según el balance del Consejo de la Juventud en España.
El 46,2 % trabajaba, la tasa de paro se situó por debajo del 20 % y la forma más habitual de acceder a una vivienda fue el alquiler.
La Comunidad de Madrid cerró 2021 con el 17,4 por ciento de las personas de entre 16 y 29 años residiendo de forma independiente. Así lo ha indicado el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud en España (CJE), con datos del segundo semestre de 2021.
La emancipación se sitúa 0,7 puntos por encima de 2020 (16,7 %), sin embargo, no llega a recuperar la cifra previa a la pandemia por la Covid-19 (20,6 %). Se trata además de la primera subida desde el primer semestre de 2019.
Madrid es una de las cuatro comunidades autónomas con una tasa de paro juvenil inferior al 20 %.
En cuanto al empleo, al final del año, el 46,2 % de los jóvenes estaba trabajando. Su máxima creación se produjo en ocupaciones cualificadas («técnicos y profesionales científicos e intelectuales», 28,4 %), seguido por puestos «no cualificados en comercio y la restauración». Destacan también técnicos de apoyo; ocupaciones elementales; o contables y administrativos, entre otros. Por otro lado, el trabajo aumentó 6,7 puntos porcentuales en los hombres, mientras que solo 1,1 entre las mujeres.
La tasa de paro se situó por debajo del 20 %, una de las más bajas junto con Navarra, País Vasco y Aragón, y descendió respecto al año anterior.
En el mercado de la vivienda, 69 % de los emancipados lo estaban mediante alquiler, y aunque el precio de este ha disminuido, el esfuerzo que deben asumir es del 86 % de su salario (frente al 95 % en 2020). Al ser una de las comunidades en las que su coste alcanza valores máximos, casi la mitad de los jóvenes ha compartido inmueble. Se trata de la tasa más alta de España (casi el 35 % de media). En el caso de compra, tendría que dedicar más de 10 veces su sueldo.
España
En el segundo semestre de 2021, el 15,6 % de las personas entre 16 y 29 años residía de manera independiente. Se trata de la primera subida desde hace 15 años, 0,7 puntos más que el primer semestre. Recupera así casi el nivel de 2020 (15,8 %), pero no la cifra previa a la pandemia (18,7%).
El CJE ha destacado la variación según el género. Mientras que las mujeres se emancipan más (18,5 frente al 12,7 %), solo el 13,8 % lo hacen en solitario, frente al 26,7 % de los hombres.
Sufragar un alquiler en solitario suponía dedicar el 79,2 % del sueldo, y compartido, el 25 %
En cuanto al mercado de la vivienda, el año cerró con los tipos de interés en mínimos históricos y el precio medio de los alquileres descendió un 8,5 %. “Sin embargo, una persona joven debía dedicar 3,8 veces su salario neto anual para poder sufragar la entrada de una hipoteca”, “y solo podía asumir una valorada en 100.000 sin sobrendeudarse”, han indicado los investigadores.
Respecto al alquiler, el coste ascendía a 848 €, mientras que tan solo podían asumir una cuota de 320 €. La alternativa, según el estudio, ha sido compartirlo. Sufragarlo en solitario suponía dedicar el 79,2 % del sueldo, y de esta forma se reducía hasta el 25 %. Así, el 34,5 % de ellos viven con otros con los que no tienen relación de parentesco.
Empleo juvenil en España
La tasa de paro durante este periodo se ha situado en el 23,6 %, el registro más bajo desde 2008. Se trata de 5 puntos menos que el primer semestre, y por debajo de la de 2019 (23,8 %). Creció el empleo entre la juventud asalariada y autónoma (6,0 % frente al 4,5 % de 2019).
El porcentaje de población joven inactiva ha sido del 47,6 %, de la cual 89,7 % se encontraba estudiando (la cifra histórica más alta). Solo el 2,4 % se encontraban sin estudiar ni trabajar, frente al 32,5 % que hacen ambas cosas.
Sin embargo, según el estudio, la situación laboral es precaria. Es a la vez temporal (en el 55,4 % de los casos) y parcial (25,4 % de los contratos).Estas condiciones se dieron más en las mujeres, pese a que contaban con mayor formación.
Para el CJE, esta situación “no ha permitido aún un incremento de los sueldos que permita reducir la brecha entre los altos precios de la oferta de vivienda y la poca renta disponible”. Y, por tanto, no puede mejorar la emancipación juvenil.