Desde pequeños aprendemos a distinguir los colores básicos y los secundarios derivados de la mezcla de los anteriores, así como aplicarlos correctamente en los dibujos fijándonos de la realidad. Pero los colores también adquieren gran valor cuando identifican algo: banderas, equipos deportivos, marcas comerciales, señalizaciones…
En el mundo actual donde todo se muestra por códigos de identificación normalizada, todos deberíamos saber actuar correctamente en cualquier momento pues hay bastante información, pero a veces damos por hecho cosas muy evidentes porque andamos como distraídos.
Ahora la curiosidad es: ¿qué significa cuando una persona lleva un bastón rojiblanco? Se trata de alguien con una doble discapacidad: sordoceguera, y por eso, desde 2016 la ONCE añadió este distintivo para facilitarles la movilidad, dándoles más seguridad en su autonomía y en los desplazamientos, así como una mejor comunicación con el resto de las personas. Por eso, cuando veamos un bastón rojiblanco pensaremos que hay una larga trayectoria de esfuerzo y superación detrás.
Una pequeña muestra de cómo se inició una de las tareas más importantes de la sociedad, la educación, para que todas las personas puedan estar comunicadas fue gracias a nombres y maestros como:
Fray Pedro Ponce de León, que en el siglo XVI fue pionero en la enseñanza para los niños con deficiencias.
Juan Pablo Bonet, en 1620, escribió el primer libro sobre la educación de los sordos, Reduction de las letras y Arte para enseñar a hablar los Mudos, en el que recogía un alfabeto manual similar al que hoy día se sigue utilizando.
Lorenzo Hervás y Panduro, en 1795, publicó La escuela española de Sordomudos o arte para enseñarles a escribir y hablar el idioma español.
R.A. Sicard, autor francés, en 1807, escribió Lecciones analíticas para conducir a los sordomudos al conocimiento de las facultades intelectuales (traducido al español por el entonces director de la Escuela Nacional de Sordomudos, José Miguel Alea)
José Ricart, en 1820, fue el primer maestro que abrió su propia escuela para invidentes en Barcelona.
Juan Manuel Ballesteros y Francisco Fernández Villabrille, en 1847, editaron ‘Curso Elemental de Instrucción de Ciegos’.
Respecto a la parte artística, la educación de los ciegos estaba entonces encaminada a la formación de músicos, donde los artífices de los libros de este estilo eran pedagogos, y profesores músicos que adaptaron la música convencional al sistema braille, mediante la técnica de la copia.
Muchos nombres, muchas obras, mucho esfuerzo, para que el mundo sea de colores.
Muchas gracias por ser tan valientes.
(Documentalista y escritora)