Según el estudio Esenciales de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
La población de la localidad boadillense sigue la tendencia que padece nuestro país y baja el número de hijos por cada 1.000 habitantes (Tasa Bruta de Natalidad). De esta manera en el periodo comprendido entre el año 2000 y 2017 se reducido un 6,20 por ciento, pasando del 14,89% hace nueve años, a los 8,69% de hace dos.
En el conjunto de la Comunidad de Madrid se ha pasado de una TBN de 10,58 en el año 2000, a 9,31 (-1,27). Las localidades de nuestra región están dentro de la mitad en España en la que ha descendido en estos 17 años, algo que afecta principalmente al centro, al sur de España, así como Canarias.
La caída de la natalidad y la fecundidad guarda una estrecha relación con el aplazamiento de la maternidad en España, según los impulsores del estudio. La creciente participación de la mujer en el mercado de trabajo y el elevado nivel educativo que han ido alcanzando han retrasado la decisión de ser madres a edades más avanzadas. Es una tendencia presente en todas las sociedades desarrolladas (“síndrome del retraso”), aunque particularmente intensa en los países del sur de Europa.
Los nacimientos en mujeres menores de 30 años caen a la mitad desde 1990, mientras que se duplican en mujeres de entre 35 y 44 años. Si bien en mujeres de más de 45 años es la más baja, se multiplica por 4 desde 1990 y por 2 desde 2007. Por tanto, se tienen menos hijos y a mayor edad.
A este factor se suma el hecho de que en España hay más muertes que nacimiento, lo que se conoce como saldo vegetativo. En 2018, en 42 provincias el número de defunciones supera al de nacimientos, casi el doble que en 2000. Zamora vuelve a posicionarse en 2018, por sexto año consecutivo, como la provincia con el crecimiento vegetativo negativo más elevado (11 personas menos por cada mil habitantes) y Almería como la del valor positivo más elevado (3 personas más por cada mil habitantes).